lunes, 2 de mayo de 2011

La corriente histórica y los caídos en Yumare.
Gustavo Gueres González.

Los esbirros, los verdugos y el crimen político, ocupan un lugar común en la trágica historia de la represión en nuestra irredenta Venezuela. La picota siempre se hace presente, empapada con la sangre, por el martirio de sus mejores hijos, en la lucha por las justas aspiraciones reivindicativas, cada vez que el pueblo y sus organizaciones de vanguardia social, levantan sus sueños y luchas por la redención y la justicia.
Los criminales sicarios tienen sobre sus hombros, la triste encomienda de pretender detener con la represión y el crimen político, el ascenso revolucionario de la humanidad, por encargo de la clase dominante que les paga y también los bestializa. Asesinar y ultrajar a dirigentes revolucionarios y luchadores sociales, es una macabra práctica para intentar frenar el avance de la sociedad; que permita el secular sostenimiento de los groseros privilegios de la clase social dominante y explotadora.
Esa anticultura represiva y criminal, estuvo presente en nuestros antecedentes históricos; por ejemplo, el odio y el desprecio por la vida humana, se cebó con cobarde saña, en el mártir de la Independencia venezolana José María España, ahorcado un día 8 de mayo de 1799, en el sitio que hoy ocupa la estatua ecuestre del Libertador, en la plaza Bolívar de Caracas. José María España junto con Manuel Gual y otros patriotas, organizaron una conspiración independentista contra el imperio colonialista español. Narra la historia, que el cadáver del insigne precursor José María España fue vejado y descuartizado, al estilo sádico y sanguinario del contemporáneo prófugo Henry López Sisco, el tristemente célebre comisario policial de la cuarta república, “puntofijista” de adecos y copeyanos. Precisamente hace 25 años, casualmente un día 8 de mayo, en el periodo de gobierno del adeco Jaime Lusinchi, se anegó en sangre el camino de la heroica lucha de liberación contra el neocolonialismo.
En la misma corriente histórica, la picota miserable de los cancerberos de la oligarquía y el imperialismo, se atiborró de odio sobre jóvenes revolucionarios. Una vez más, y como singularidad de la historia, un día 8 de mayo de 1986, se repite el crimen político en Venezuela. Pero esta vez, la represión criminal se produjo contra nueve luchadores sociales, que como José María España, también fueron cobardemente vejados y masacrados.
Hoy conmemoramos el martirio de José María España. Hoy también recordamos a los mártires de Yumare, precursores del socialismo. Honor y gloria a: Rafael Ramón Quevedo Infante, Ronald José Morao Salgado, Nelson Martín Castellano Díaz, Luis Rafael Guzmán Green, José Rosendo Silva Medina, Pedro Pablo Jiménez García, Simón José Romero Madriz, Alfredo Caicedo Castillo y Dilia Antonia Rojas.
Prohibido olvidar, basta de impunidad. Honor y gloria a los caídos en Yumare.


San Felipe. Estado Yaracuy, 02 de Mayo 2011.
Programa “Con Visión Socialista”. Emisora comunitaria Independencia 105.3 F.M. Teléfono 0416 058 7465. Correo 3electronico:Gustavogueresgonzalez@gmail.com
10 De Mayo. Día de la Afrovenezolanidad y contra cualquier forma de discriminación.


José Leonardo Chirino.


El día de 10 de mayo de 1795, José Leonardo Chirino se subleva en contra del dominio imperial español, y por la abolición de la esclavitud y el latifundismo. En las sierras cercanas a Coro, en Curimagua del hoy estado Falcón, José Leonardo Chirino se dedicaba al cultivo de su conuco y al trabajo eventual para los amos latifundistas de la región. El campesino José Leonardo Chirino era hijo de un esclavo que le “perteneció” a la familia criolla de los Chirino; de allí proviene el apellido de José Leonardo, quien nació como hombre “libre” por ser también, hijo de de una india. Entonces tenemos, que debido a la odiosa estratificación y discriminación social imperante en la colonia, a José Leonardo, por ser hijo de negro e indio, se le identificaba como zambo, es decir, persona excluida y marginada en aquella sociedad colonial.
José Leonardo Chirino adquiere conocimientos, experiencias y vivencias en varios viajes que realizara por las islas antillanas acompañando a su patrono Don José Telleria, rico hombre de negocios de las familias acomodadas y patricias de Coro, quien viajaba constantemente por Curazao y Haití, además José Leonardo estaba casado con una esclava de nombre María Dolores, que le perteneció a ese mantuano Don José Telleria. María Dolores y José Leonardo procrearon tres hijos; María Viviana, José Hilario y Rafael María.
Como hemos dicho, Don José Telleria y José Leonardo, fueron unos de esos viajeros que hicieron contacto con los cambios que se producían en la sociedad Europea, a raíz de la Revolución Francesa. Información que entraba al continente americano a través de las islas antillanas. Así se conoció en la colonial Venezuela aquellos acontecimientos que convulsionaban a Europa, particularmente en Francia, donde se produjo la emblemática Revolución de 1787.
Así como el “gran cacao” Don José Telleria, trasladaba en su equipaje los clandestinos libros, folletos y periódicos que trataban acerca de la revolución Francesa, de las ideas de los iluministas de la gran enciclopedia, así también José Leonardo Chirino, traía en su clara inteligencia y memoria, los relatos encendidos de la flama libertaria, de los discursos que hablaban de la libertad, la igualdad y la fraternidad. De los derechos del hombre y la libertad de los esclavos. Esta llama libertaria, ardió en la fértil conciencia americana; que por primera vez en Haití, permitió que los hombres negros esclavizados tomaran el poder en 1791 y decretaran la abolición de la esclavitud.
En el marco histórico de estos acontecimientos, José Leonardo Chirino, asume la fatiga revolucionaria de propagar y agitar entre los esclavos oprimidos, explotados y marginados sociales, aquellas ideas revolucionarias y de redención. El mensaje libertario e igualitario de José Leonardo propicia el levantamiento insurreccional del 10 de mayo de 1795, que proclamó en Venezuela la libertad de los hombres esclavizados, la igualdad y la supresión de los privilegios, además de la derogación de los impuestos de alcabala. Tal era el contenido revolucionario del programa doctrinario y político, inspirado en la ley de los franceses.
En la insurrección de José Leonardo Chirino del 10 de mayo de 1795, también participó muy activamente el negro José Caridad González, caudillo de los luangos, nativo de África, hombre culto que hablaba francés y buen castellano, además de su lengua nativa africana, hablaba los dialectos antillanos, como el creole. José Caridad González también viajó a la España imperial donde ganó cierto litigio de tierras a favor de sus coterraneos negros, situación que le hacía acreedor de la admiración y el respeto de los pobladores de Coro en esa época colonial en la que se produjo la revuelta armada, igualitaria y libertaria del 10 de mayo de 1795. Pero esa gesta revolucionaria fracasa “por ahora” y se produce la miserable revancha de los opresores coloniales y latifundistas, con el asesinato del heroico negro luango José Caridad González.
José Leonardo Chirino es apresado y enviado a Caracas, donde es ahorcado y descuartizado el 10 de diciembre de 1796, por ordenes de la la Real Audiencia Colonial. Las represalias de los verdugos llega hasta sus hijos, quienes fueron vendidos como esclavos en puerto Cabello, su esposa María Dolores muere abrumada entre el escarnio y la ignominia cobarde de sus carceleros. Con la acción armada revolucionaria de José Leonardo Chirino se enciende una vez más el pebetero libertario que se inició con la resistencia indígena, mediante la guerra de guerrilla de nuestros bravos aborígenes contra el conquistador español. No dudamos en decir que esas acciones guerreras tenían un elevado nivel de conciencia y organización política, como ejemplo, la capacidad de Guaicaipuro para involucrar a las diferentes comunidades aborígenes, en la lucha contra el invasor español. Por eso Guaicaipuro esta simbólicamente en el Panteón Nacional recibiendo la gloria de los inmortales.
La sublevación de José Leonardo Chirino, nos acerca históricamente a la revuelta en las minas de Buría, del hoy estado Yaracuy, donde el negro Miguel emprende en 1555 su heroica carga contra los negreros conquistadores españoles. Es la misma arcilla del alfarero libertario de Andrés López del Rosario, conocido como Andresote quien conduce a los motines de 1730 para socavar las bases de los privilegios de la colonial compañía Guipuzcoana. Es la misma savia histórica de los sucesos sediciosos de San Felipe (Yaracuy) en el año de 1741. La insurrección de José Leonardo Chirino, eslabona también los sucesos de Panaquire, Barlovento, Valles del Tuy y Caracas, liderados por Juan Francisco de León entre 1749 y 1751. Enlaza también el levantamiento de los comuneros de Mérida y Táchira en 1781, la de Francisco Javier Pírela en Maracaibo en 1781.
Con la gesta libertaria de José Leonardo Chirino, se enciende el pebetero luminoso de la insurrección de Gual y España del 08 de mayo de 1799; sucesos que abrieron las compuertas precursoras del invicto universal Sebastián Francisco de Miranda. Con José Leonardo Chirino, podemos comprender el mestizaje, en esa magnífica conformación social de las guerras del ejército continental libertador contra el imperialismo español, comandadas por Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. Nos permite entender la guerra civil igualitaria del General Ezequiel Zamora. Las acciones de las fuerzas revolucionarias antiimperialistas en armas, del Frente José Leonardo Chirino, en nuestras montañas guerrilleras, abonaron con preciosa sangre, el sacrificio para la construcción de nuestro futuro socialista, que nos pertenece como herencia de nuestra corriente histórica.

Gustavo Gueres González.
San Felipe. Estado Yaracuy, 02 de Mayo 2011.
Programa “Con Visión Socialista”. Emisora comunitaria Independencia 105.3 F.M. Teléfono 0416 058 7465. Correo electrónico: gustavogueresgonzalez@gmail.com